A continuación están mis notas, mi dedicación de horas semanal (ojo porque ya había preparado el TFG en unas prácticas previas), una pequeña valoración personal, el escrito final y la defensa.
Lo primero y más evidente es que el TFG en realidad me llevó más de 56h. Esa cantidad de horas es lo que trabajé durante el noveno semestre para poder redactar y presentar lo que previamente había trabajado durante el verano en mis prácticas no curriculares en GR1P. Por tanto, si sumamos las prácticas con la preparación directa del TFG salen unas 300 horas aproximadamente. Por tanto, la dedicación real que tuve que hacer para el TFG se va a unas 50h por crédito, lo que le convierte en la asignatura más demanadante de la carrera de lejos.
Mirando en retrospectiva, si hubiera tenido que hacer el TFG durante las 18 semanas del semestre, calculo que tendría que haber dedicado al menos unas 10 horas a la semana durante los primeros dos meses y medio. Esto haría un total de 150h, lo cual se situaría en unas 25 horas por crédito. Esta dedicación está a la par con las asignaturas más demandantes que he tenido en la carrera como Psicología de las Diferencias Individuales (24.8h/crédtio) o Bases Genéticas de la Conducta (19,2h/crédito). En resumen, a la hora de planificar el TFG hay que tener previstas entre 150 y 200 horas durante el trimestre, lo cual supone unas 10h a la semana. Sin eso, yo lo veo difícil. También supongo que el listón de la UOC igual no es muy alto y que con 80-100h pueda conseguirse algo suficente para un aprobado. Pero vamos, en este site siempre he compartido lo que en mi experiencia es necesario para la excelencia y en el TFG yo no veo cómo hacer algo digno en menos de 150-200h.
Respecto a la asignatura en sí, hay dos modalidades. Una es el TFG de investigación y el otro es el TFG estándar. El mío es un TFG de investigación. Esto implica que tuve que recoger una muestra de datos siguiendo las directrices éticas y legales correspondientes y que tuve un tutor que me hizo el seguimiento "ad hoc", es decir, individualizado para mi caso. En los TFG estándar que hace la mayoría, no hay una recogida de datos y, por tanto, es más sencillo a nivel ético y legal. Además, el aula se estructura como cualquier otra asignatura, con diferentes calendarizaciones, plazos de entrega y puntos intermedios similares a las PEC. Es decir, que si haces un TFG estándar, puedes seguir el funcionamiento de la clase como en cualquier otra asignatura y te garantizas que tendrás un resultado final aceptable.
Pues básicamente porque se dio la oportunidad, no fue algo premeditado. Como pude hacer las prácticas no curriculares en el Grupo de Investigación en Salud Mental en Primera Persona y mi tutor de las prácticas era también tutor de TFGs en la UOC, se dio de manera muy fácil que pudiera hacer este dos por uno.
La investigación es algo muy vocacional. Si realmente te apasiona o si quieres descubrir si es lo tuyo, yo lo que recomiendo son las prácticas (curriculares o no curriculares) en investigación. Eso te puede dar una idea de cómo funciona ese mundo y de si se adapta a tus capacidades e intereses. Utilizar el TFG como "primera experiencia en la investigación" no lo recomiendo, porque el estrés y la presión del trabajo en sí mismo te puede dificultar y distorsionar la experiencia. Mi opinión personal es que es más factible hacer las prácticas en investigación y luego, si suena la flauta y estás motivado, dar el salto desde ahí al TFG de investigación.
Como muchas otras cosas del mundo de la psicología (como las terapias, la psicología clínica, la neuropsicología, etc...), el mundo de la investigación tiene un cierto halo de misterio que le puede hacer susceptible de ser idealizado. Es importante a la hora de plantear los diferentes escenarios dentro del grado no caer en idealizaciones ni maximalismos. La investigación, especialmente en las primeras fases, es una actividad con un alto grado de subordinación a las líneas de investigación ya existentes y en la que dependerás en gran medida del investigador principal. Esto difiere un tanto de esa visión romántica en la que uno investiga aquello que le apasiona o en lo que quiere profundizar más, gozando de máxima autonomía para ello.