Gracias a las Becas FONCE-CRUE tuve el privilegio de contar, durante dos veranos (2021 y 2022) con una beca de 1800€ para realizar hasta 300h de prácticas en un centro de mi elección.
Junio - Septiembre 2021
Conseguir estas prácticas no fue fácil. Una vez que me concedieron la beca escribí a TODOS los proveedores de salud mental del área metropolitana de Barcelona y todos me dijeron que no me podían acoger. Finalmente, el Parc Sanitari Sant Joan de Déu accedió pero como favor, ya que conocían a la Asociación Emilia, a la que pertenezco, gracias a un programa piloto de Acompañamiento entre Iguales. Me pusieron básicamente dos condiciones: 1. Que me tenía que desplazar cada día a Vilanova y la Geltrú (a unos 50km de la capital) y 2. Que mi rol se limitaría únicamente a observar las sesiones.
Acudí al centro un total de 46 días con una media de 6,5h por día, en total 300h.
Un CSMA es un centro de salud mental de adultos. Suelen ser de titularidad privada pero 100% subvencionados, por lo que a la práctica funcionan como centros de salud pública. Para acceder a este tipo de trabajos es condición necesaria tener el PIR.
Lo mejor
Sin duda, lo mejor fue mi tutor de prácticas, Ángel Luis Priego Luque. Tuve mucha sintonía con él y aprendí mucho de su profesionalidad. Por mi manera de ser, tengo la impresión de que tendré un estilo más anárquico que el suyo. Ángel es muy metódico y se apoya constantemente en las Guías Clínicas para guiar su intervención. Además es un maestro a la hora de contener emocionalmente a los usuarios. Hemos de tener en cuenta de que una gran parte de sus pacientes está en situaciones de extrema vulnerabilidad e incluso desesperanza y que los recursos públicos son escasos. Combinar la asertividad con la compasión a la hora de gestionar los posibles conflictos y frustraciones es una habilidad que no está al alcance de todo el mundo.
El equipo estaba bastante cohesionado, en parte porque las estrecheces presupuestarias y de recursos son tan acuciantes que eso les empuja a ser más solidarios entre ellos. Existían mecanismos formales e informales mediante los cuales los diferentes profesionales compartían los casos y buscaban orientación.
Todas las horas que pude observar casos reales y leer sus historias clínicas lo considero como una de las fuentes de aprendizaje más importantes de toda la carrera.
Lo peor
Un verano en la sanidad pública te hace ver lo que los mismos profesionales también comparten: el sistema está a punto de implosionar. El modelo biomédico imperante en los últimos 40 años ha dado todo lo que tenía que dar y si se quieren más resultados es necesario incluir nuevos elementos terapéuticos. La sensación es que, ya sea por falta de recursos (las visitas son de 25 minutos y cada dos meses) o por falta de nuevos modelos, todo a lo que se puede aspirar es a "contener" los casos y hacerles seguimiento. Ojo, esto no es poco. Para personas con problemas de salud mental graves, un seguimiento trimestral permite detectar posibles crisis y derivarlos al hospital antes de que se produzcan problemas graves. Pero claro, si tú te has formado para ayudar a las personas a recuperarse, esto "sabe a poco". Por supuesto que vi "casos de éxito", es decir, personas con problemas adaptativos que gracias a una intervención basada en la psicoeducación y en la terapia cognitivo conductual podían retomar sus actividades cotidianas. Pero, por desgracia, fueron más la excepción que la regla.
Dado como está estructurado ahora mismo el sistema, constantemente aflora el problema de la "intervención fragmentada". Esto significa que una persona con un problema "complejo" puede tener hasta 10 interlocutores y especialistas en pocos meses (el psiquiatra y el psicólogo del CSMA, el psiquiatra y el psicólogo del hospital de día, el psiquiatra y el psicólogo del hospital, enfermeras y enfermeros diferentes, trabajador social, terapeutas ocupacionales y educadores sociales diversos). Esto es bastante insostenible bajo mi punto de vista y refuerza la idea de que los profesionales están más para "contener" que para "intervenir". Pensémoslo al revés, si una persona está lo suficientemente estable como para acudir al CSMA durante todo un año (sin derivaciones) habrá tenido la oportunidad de "trabajar" unas 3h con el psiquiatra y otras 3h con el psicólogo. Si buscamos un cambio psicológico, es muy difícil pensar que este pueda producirse si la persona solo está expuesta a sus terapeutas un 0.07% de las horas del año. Viendo el vaso medio lleno, se puede decir que estos profesionales hacen una gran labor teniendo en cuenta el tiempo disponible que tienen.
Algunos pacientes no querían que yo estuviese como oyente y me tenía que esperar fuera. La verdad es que los entiendo, aunque yo personalmente siempre he aceptado a los alumnos de prácticas cuando yo he sido paciente. Creo que los centros deberían incorporar al menos una sala con espejo espía para facilitar al máximo el proceso de aprendizaje de los alumnos e interferir el mínimo en la relación paciente-terapeuta.
Junio - Septiembre de 2022
Conseguí estas prácticas gracias a que conozco personalmente al Dr. Francisco José Eiroá Orosa del ámbito del activismo en Salud Mental. Es importante involucrarse en actividades y voluntariados en los ámbitos que más nos interesen porque eso lleva de manera natural a conseguir prácticas y oportunidades.
Las prácticas fueron a distancia, aunque subí varios días al despacho del Dr. Eiroá en la Universidad de Barcelona. En total fueron 242,5 horas de prácticas repartidas en 68 días. El objetivo fue familiarizarme con la investigación cualitativa en el ámbito del apoyo entre iguales en salud mental, dentro del Grupo de Investigación en Salud Mental en Primera Persona. Accedí a una serie de grabaciones de vídeo pertenecientes a las formaciones de Trabajadores de Apoyo entre Iguales de la Asociación Emilia. En los vídeos los estudiantes hacían unos role plays en los que simulaban estar en situaciones reales de acompañamiento. Mi labor fue transcribir todo el material y posteriormente realizar un análisis temático. Durante las prácticas me dio tiempo a completar todo el análisis y sacar las primeras conclusiones. Como el resultado fue prometedor, acordamos con la UOC que el Dr. Eiroá dirigiese mi Trabajo Final de Grado, en el que expuse la investigación y los resultados más relevantes. En resumen, los Trabajadores de Apoyo entre Iguales tienen un estilo de comunicación y unos contenidos de la conversación que no se solapan con los del resto de profesionales de la salud mental y, por tanto, podrían tener un espacio relevante dentro del sistema de salud.
Lo mejor
Al ser una investigación, hay bastante flexibilidad para organizarse el tiempo uno mismo y dada la naturaleza de los datos, pude realizarlo todo desde casa, ahorrándome muchas horas de desplazamientos.
Aprendí a usar Atlas.ti que es una herramienta formidable para analizar textos. Realmente disfruté mucho familiarizándome con el software y luego aplicándolo a los textos transcritos. Solo por esto ya merecía la pena las prácticas.
La investigación pudo cristalizar en el TFG, lo que supuso una gran sinergia.
La asociación GR1P participa en un proyecto europeo de apoyo entre iguales (TUTO-PAT3). Esto me brindó la posibilidad de acompañar al Dr. Eiroá a Namur a un encuentro internacional con los participantes del proyecto, procedentes de países como Canadá, Noruega, Francia, Bélgica, Alemania, Rumanía, Grecia...
A raíz de mi paso por estas prácticas, la Universidad de Barcelona me ofreció un puesto como técnico especializado para el proyecto Ciudadanía como Salud Mental. Es una media jornada con contrato temporal, pero es genial poder tener algo fijo nada más acabado el Grado.
Lo peor
La flexibilidad y la autonomía tienen el lado negativo de que dependes mucho de tu capacidad de sacrificio y de ser constante. Esto no resultó fácil en verano. Por suerte me mantenía en contacto permanente con el Dr. Eiroá y subí a verle varias veces, lo cual me ayudó a mantenerme dentro de la planificación inicial.
La investigación implica muchas horas de trabajo individual y en solitario. Esto disminuye las oportunidades de retroalimentación y es fácil sentirse en algunas ocasiones aislado. Las prácticas clínicas, al estar en contacto continuo con las personas usuarias, son más estimulantes a corto plazo.
Los objetivos de toda investigación son muchas veces loables y saber que estás haciendo una contribución directa al conocimiento puede ofrecer una gran dosis de sentido y propósito en la vida. Sin embargo, toda investigación se compone de tareas más pequeñas y los frutos solo se ven al cabo de los años. Esto hace que a corto plazo sintiera en ocasiones un poco de desaliento o de falta de sentido de lo que estaba haciendo. De nuevo, en la clínica puedes ver el impacto sobre el otro de manera más directa y, cuando el feedback es positivo, puede ser muy reconfortante.
La investigación es inicierta. Uno sabe cómo empieza, pero no cómo va a acabar todo. Eso implica una impredictibilidad y una incertidumbre que puede ser difícil de gestionar. Para algunas personas esa indeterminación es lo que precisamente hace atractiva a la investigación, pero a mí en ocasiones me pesaba demasiado. Esto me impulsó a fragmentar los objetivos en tareas pequeñas, sobre las que la sensación de control es mayor.