Esta asignatura no la pude completar. En mi séptimo semestre hice prácticas curriculares por primera vez y me llevaron mucho más tiempo y energía de lo esperado. Así que tuve que reducir de 30 a 18 créditos y esta fue una de las tres asignaturas a las que renuncié. Sin duda fue la asignatura en la que más claro tenía que no quería continuar.
Me alegré mucho de que esta asignatura fuera optativa, pudiera renunciar y no tuviera que pasar por el aro sí o sí. Hubiese sido un suplicio tener que superarla por narices como asignatura obligatoria. Nunca había renunciado antes a una asignatura y la idea no me resultaba agradable. Pero la verdad es que no tuve ninguna duda de que era lo correcto. Ostenta el honor de ser, hasta el momento, la peor asignatura del Grado y no se la recomiendo a nadie.
El contenido es INFUMABLE. Frases insufribles, irrespetuosas con el alumno e indignas de un texto académico. Ejemplos:
(página 22) "el trauma que se repite es el que lo conminó a ser en el lenguaje, el trauma que lo constituye en la pérdida primordial de su objeto de deseo para tener que transitar por el desfiladero de los significantes."
(página 24) "Lacan sitúa allí el concepto del sujeto supuesto al saber inconsciente, lugar del analista, en tanto será hacia donde el paciente dirigirá sus palabras suponiendo la posibilidad de una significación en las que ellas se conjuguen, una verdad que obture la falta en la que el sujeto se funda como sujeto de deseo."
Y es solo un botón de muestra. Recorrer centenares de páginas con ideas tan ofuscadas y con tanta falta de claridad es desesperante, y más cuando sabes que se podría decir mucho mejor y que ni tan siquiera leer directamente a Freud o Jung es tan difícil como leer los apuntes.
Se podría argumentar que "el psicoanálisis es así" o que simplemente no tengo la capacidad para entenderlo. Es totalmente falso. Tengo el privilegio de tener lazos de amistad con el Dr. Aleksandar Dimitrijevic, profesor de la Universidad International Psicoanalítica (IPU) de Berlín. En su canal de Youtube Berlin Psychoanalitic podréis encontrar algunas de sus clases y charlas. Esta asignatura de la UOC está a años luz de los estándares de calidad internacionales. Porque la calidad no la dan las frases eruditas, rimbombantes e incomprensibles, sino la relevancia de lo que explicas y la capacidad de hacer que el otro también llegue a ver la relevancia de lo que dices.
De todas maneras, lo peor de esta asignatura y sus profesores no son sus contenidos, sino su actitud. Permitidme compartir aquí lo sucedido.
Por evitarme problemas con la UOC, no reproduciré los mensajes del profesor. Básicamente lo que me pedía era que no utilizase elementos de mi experiencia personal en el foro para cuestionar ningún concepto y que se los enviase a él en privado. Este hecho, que parece sin importancia, sí que la tiene por los siguientes motivos:
Invalidación de la experiencia propia como forma de argumentación en el aula y de cuestionamiento tanto de las prácticas como de los contenidos de este tipo de terapias.
El profesor señaló que “Bajo ningún concepto se trata de estigmatizar”. Realmente las personas en posición de poder o en una mayoría no están en condiciones de afirmar de manera categórica si están estigmatizando o no. De hecho, responder de esa manera a una denuncia de estigmatización ya es en sí mismo toda una declaración de intenciones.
Hay que hacer notar también la luz de gas del profesor:
Por un lado dice: “el propósito es compartir para poder crecer y aprender en comunidad unos de otros”
Por otro lado dice: “cualquier cuestión relativa a experiencias personales me la podéis hacer llegar a mí en privado”.
Por tanto, el mensaje es “comparte, pero no uses tu experiencia personal”. Eso cancela una estilo de discusión básica en salud mental como es el testimonio en primera persona. Básicamente equivale a decir: “aquí no puedes hablar en calidad de enfermo mental”. Es decir, no aceptamos la perspectiva de persona psiquiatrizada o, lo que es lo mismo, nosotros podemos hablar de las personas psiquiatrizadas pero ellas no pueden hablar de su propia experiencia, no pueden participar en la creación de narrativas sobre ellos mismos.
El profesor dio por hecho que al compartir mi experiencia en el foro estaba buscando un espacio “terapéutico”. Eso es un prejuicio. No todo aspecto personal se comparte como petición de asistencia terapéutica. Hablarme de esa manera da por hecho que escribo sobre mí para llamar la atención o pedir ayuda y, por tanto, se trata de un prejuicio que denota paternalismo.
“Centrar el estudio sobre los materiales” implica descartar el cuestionamiento crítico sobre lo que estamos estudiando como algo importante a nivel académico.
Lavarse las manos ante los abusos del psicoanálisis diciendo que "no se puede hacer nada" es una actitud muy cuestionable. Un docente puede hacer mucho sobre la iatrogenia que se produce en la práctica psicoanalítica. De entrada puede:
Reconocer que existen problemas en vez de ponerlos en duda con expresiones como “usted refiere haber tenido”.
Explicar los límites y riesgos de su tipo de terapia.
Explicar las iniciativas que se llevan a cabo en la comunidad psicoanalítica para minimizar los abusos.
Los contenidos de una teoría, especialmente de una teoría pseudocientífica del siglo XIX fuertemente basada en el argumento de autoridad, como el psicoanálisis, sí que pueden ser estigmatizantes por sí mismos. No tener intención estigmatizante no es ninguna garantía de que no se está estigmatizando.
Por último, el profesor ignoró mi propuesta para gestionar de manera compartida estos sentimientos y experiencias estigmatizantes que pudiera experimentar durante el curso. Ese es el motivo fundamental por el que no tengo ninguna duda en publicarlo aquí.
Tal como está planteada, creo que esta asignatura se debería eliminar por estos tres motivos:
ESTIGMA. La terapia psicoanalítica establece narraciones sobre los síntomas (compartidas o no con el paciente) que van más allá de una mera descripción. Si ya existe una cierta violencia con la necesaria categorización descriptiva de los diagnósticos, esta violencia es mucho mayor si se da un paso más y se desarrollan narraciones etiológicas inverificables que en muchas ocasiones señalan de manera injusta, innecesaria e infundada a la persona que sufre. Es difícil justificar la docencia de estos prejuicios en una universidad, igual que sería difícil justificar la vigencia de otros prejuicios religiosos, raciales, de género o espirituales.
ARBITRARIEDAD. Las narraciones explicativas carecen de cualquier rigor científico y se basan exclusivamente en el argumento de autoridad (porque lo dice Freud o Lacan), por lo que en esencia no se distinguen de las narraciones místicas, religiosas o mitológicas. Es injusto e incluso temerario recurrir a este tipo de tecnología terapéutica en el s. XXI.
DISCRIMINACIÓN. Pretender que dichas narraciones son técnicas privadas del terapeuta que no comparte con el paciente y que, por lo tanto, no le afectan, es ilusorio. Si se albergan prejuicios hacia el paciente por culpa de las teorías psicoanalíticas, estos se traducirán en estigma, culpa, vergüenza y estereotipos vertidos sobre el paciente, no solo en palabras sino en actitudes, gestos y en el trato en sí. Es como pensar que el trato hacia una mujer en base a principios machistas privados no se traduce a un machismo manifiesto. O como pensar que unas creencias racistas individuales no se trasladan al trato con personas de otras razas