A continuación están mis notas, las notas de la evaluación continua, mi dedicación de horas semanal, una pequeña valoración personal, las tres PEC (pruebas de evaluación continua) y una selección de escritos y reflexiones en el aula.
Esta asignatura la cursé como parte de un enésimo intento de aproximarme a las asignaturas de psicología social que, presumiblemente, no tendré ocasión de abordar si me decanto más hacia la psicología clínica o sanitaria. Básicamente lo que me encontré es algo parecido al resto de asignaturas "de psicología social": ideologización, adoctrinamiento y escasa capacidad crítica. De nuevo, los apuntes se asemejan más a propagandas de partidos políticos que a textos académicos y se valora más la capacidad de asimilar las doctrinas que la capacidad crítica para aplicarlas o discutirlas.
De nuevo, como todas las asignaturas de social, si eres un coleccionista de créditos y no tienes mucho reparo en procesar y repetir lo que ellos quieren que digas, realmente se trata de una buena opción: en 8 semanas todo listo y a vivir las otras 10 semanas de semestre, con una dedicación de unas 25-30 horas en total. Un chollo. Eso sí, si te escuece que te impongan un pensamiento único, te da alergia analizarlo todo desde la dialéctica marxista o simplemente estás cansado de tanto posmodernismo, entonces esta asignatura es un auténtico grano en el culo.
El feedback de las PEC es superficial y sesgado. Se me penalizó por proponer el uso del aire acondicionado como condición para el certificado de habitabilidad argumentando que no es sostenible. Al señalarle que existe otra certificación para la sostenibilidad y que son dos conceptos distintos (habitabilidad y sostenibilidad son certificados diferentes) no me ofreció ningún contraargumento. El profesor responsable simplemente se limitó a apoyar al proprofesor colaborador sin entrar en la cuestión y sin valorar los argumentos. Simplemente dijo: "Tanto la actividad que has realizado como los argumentos que expones de revisión ponen de manifiesto que no has acabado de comprender ambos conceptos". Cierto, no he acabado de comprender los conceptos porque si lo hubiera hecho tendría una A, pero ¿qué es exactamente lo que no he comprendido? ¿Por qué no pueden señalar la falacia en mis argumentos de la misma manera que yo señalo lo que, desde mi punto de vista, falla en su argumentación? ¿Para qué queremos un profesor si al final no existe un debate racional y profundo sobre los conceptos y simplemente se abusa del argumento de autoridad?
De nuevo, la labor de coordinación de Josep Vivas fue deficitaria según mi opinión por lo que tras dos experiencias negativas no me queda otra que desaconsejar las asignaturas que él coordina en base a mi propia experiencia. Es gracioso que las asignaturas que más se llenan la boca hablando de estructuras de poder, violencias y demás tengan la costumbre de abusar del argumento de autoridad y de protegerse las espaldas entre profesores sin admitir ningún atisbo de autocrítica.
En esta asignatura se hace mucho énfasis en la muy manida "participación". Pero si de verdad queremos una ciudad y una gestión urbana participativas, necesitamos la tecnología: participación a escala, digitalizada, fiscalizable, con datos abiertos, con delegación de voto instantánea y revocable. Que en una asignatura como "esta" en una universidad como "esta" no haya nada de "esto" para mí es una señal de:
1. Lo mucho que una asignatura como esta puede evolucionar para adaptarse a la realidad actual.
2. Cuan ideologizados estamos todos sobre lo que es participación y lo que no, y cómo nuestro propio estrecho marco ideológico nos impide ver las soluciones realmente participativas que ya están funcionando en casa del "enemigo capitalista".
Una simple búsqueda en Google sobre "blockchain for political participation" o "smart contracts for urban planning" da una idea de la cantidad de aspectos que podrían entrar en esta asignatura y que ni tan siquiera han sido mencionados. Lo que demuestra a mi juicio que "participación" interesa como caballo de troya para insertar la propia ideología, no como un valor en sí mismo.